La muerte de Robert James Fischer, "Bobby" Fischer ha desatado comentarios acerca de la relación entre genialidad y cordura.
Un aspecto que me interesa de esta polémica es la consecuencia que se extrae al conocer que alguien destaca en una actividad: se aísla esa capacidad de su contexto vital y se ofrece como referente.
Así, se indica como ejemplos a seguir a personas de la talla de Newton, Einstein, Marie Curie, Mozart, Beethoven, etc.
Ahora bien si alguien escarba en la vida de estas luminarias, encontrará mucha veces severas fallas en su personalidad, cuando no graves desequilibrios.
¿Es la necesidad de tener mitos, ídolos, referencias inalcanzables, la que nos hace presentar una visión edulcorada, o al menos parcial, de sus biografías?
Y por contra: ¿no construimos alrededor de "fracasados" estructuras e ideologías que tergiversan su mensaje, con el fin de ensalzarlos?
Esto es: ¿por qué individuos que para sus contemporáneos fueron, como poco, contradictorios luego han sido, literalmente, sacralizados?
Poniendo dos ejemplos concretos: ¿qué se opinará de Fischer dentro de 5, 10, 25, 50, 100 años? ¿Qué opinaban sus coetáneos de Jesús de Nazaret?
1 comentario:
La historia pone siempre a cada uno en su sitio, mucho antes de lo que pensamos, porque la historia se acerlera con el avance del presente. Ademas existe la llamada zona de saturación un lugar donde entran los nombres del presente que por problemas de almacenaje en nuestra memoria, desaparecen cada vez antes y reviven cada vez mas tarde. Tal vez Fisher ni siquiera salga a la luz y su recuerdo no tenga ni siquiere una etiqueta: Loco, NAZI o Genio.
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